LA PINCHONA
Era una
mañana rodea de los sonidos del campo las cuculis y diversos pajaritos cantando
como un coro sinfónico, sonido del viento al rosar las hojas de los árboles
frutales.
_ Cesi que
te parece si sacamos manzanas del huerto de la Pinchona_
_ Si Carlos
hay que sacar_
El huerto de
la Pinchona quedaba al costado de nuestra chacra que también teníamos manzanos
pero de ese huerto en particular eran para nosotros más ricas , comenzamos a
buscar una entrada entre la empalizada que separaba las chacras, nuestro abuelo
siempre se quejaba de los pajaros fruteros que entraban a robar la fruta (niños
del barrio que entraban a sacar fruta) y ese día nos convertimos en los
indeseable ya cuando estábamos dentro del huerto con una caña, tumbábamos las
manzanas eran grandes, comenzamos a recoger.
Carlos _tu mira
que no venga nadie_
Cesi _ ya, yo miro_
Pensando en
lo delicioso que sabrían esos frutos cuando una sombra se me acercó no tuve tiempo
de voltear solo atine a correr buscando la primera abertura entre la cerca, no sé
cómo pude pasar por un espacio tan pequeño pero ya estaba del otro lado cuando reaccione
donde está mi hermana ella estaba a mi lado, estaba asustado de lo que nos podría
haber hecho esta señora.
La Pinchona a
veces orinaba parada y otras sentada se decía por allí que tenía los dos
miembros del hombre (hombre y mujer).
El terror de
solo pensarlo, escuche una vos que provenía del otro lado, esta no era tan mala
se escuchó suave y melodiosa ¡niños se
olvidaron su bolsa de manzanos!, yo seguía temblando de miedo ella nos conocía por siempre jugábamos frente
a su casa que estaba frente a la del abuelo nunca voy a olvidar ese día que me escabullí
como lo hace un gato cuando se corre de
un perro, y hasta ahora no me explico
como mi hermana ya estaba a mi lado cuando llegue a ponerme a buen recaudo.
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